martes, 17 de noviembre de 2009

Entrevistas...(Yamil Antonio)

Germán Monje: ´´Ahora nos vamos a ir un poco hacia el cielo´´


Por Yamil Antonio


Germán Monje es un Joven cineasta boliviano que en julio de este año presentó Hospital Obrero, su primera película como coguionista y director, la cual recibió muy buenas críticas y le ha ganado protagonismo en el cine boliviano, además de marcar nuevas tendencias, pues es la primera película contemporánea Boliviana que retrata la colorida ciudad de La Paz en blanco y negro, además de haber sido realizada con un equipo joven en el cual primaron las ganas, el talento y la responsabilidad.
Entre 1997 y 1999 estudió cine en la escuela de San Antonio de Los Baños en La Habana, Cuba, de la cual egresó como montajista, y ya en Bolivia se ha involucrado con proyectos entre los cuales están la producción Argentino-Boliviana Di buen día papá, y más recientemente Día de Boda e Historias de vino, alcoba y singani. Ahora se encuentra comenzando su próximo proyecto junto a ¨la tercera pata´´, la productora independiente, que también fue parte de Hospital Obrero.
¿Qué es lo que más valoras de tu trabajo?
Lo que me ha llevado a dedicarme al cine, como decía Buñuel ´´el cine es el arma más peligrosa en un espíritu libre´´, si tú gozas de una libertad espiritual, tú puedes hacer un buen uso del cine, es lo que más me cautiva, poder utilizarlo y comunicarme, no buscar mis fantasmas y no tratar de comunicar mis fantasmas sino los sentimientos y las emociones, todo eso que encierra hacer cine.
¿Qué es lo más gratificante de ver tus películas proyectadas por primera vez?
Que me he demostrado que existen posibilidades y condiciones de producción accesibles, es decir no depender de grandes presupuestos y grandes actores, hacer películas sencillas donde las herramientas son generar sensaciones, poder hacer reír y poder hacer llorar. Es una satisfacción muy grande que con tan poco hemos hecho mucho y no hay números que te retribuyan eso, encontrarte al público y que te digan que les ha encantado o que te la critiquen no importa, lo importante es que les haya llegado mas allá de decirte es una película linda sino que esos noventa minutos de película deriven en emociones humanas, eso es lo más gratificante y la posibilidad de poder hacer otra.
En tu carrera trabajaste como sonidista, montajista y ahora como director, ¿Hay alguna de estas facetas a la que le tengas más cariño o preferencia que a otra?
Lo que pasa es que son cosas muy distintas, el trabajo de director es un trabajo que implica la relación de mucha gente, los momentos solitarios de un director son los momentos de reflexión. El trabajo del editor es un trabajo muy solitario, esos momentos de reflexión del director el editor los tiene de sobra, tiene mucho tiempo de probar y pensar, y el trabajo del sonidista es un mundo de creación, tú escuchas lo que la producción no ve. Un favorito creo que ninguno, me gustan todos, es que el cine no es algo individual.
¿Con que grupo de gente de las películas que hiciste te gustaría trabajar de nuevo, con cual te sentiste más cómodo?
Con todos, yo creo que cada experiencia te enseña que la gente con la que trabajas está ahí por algo, yo hubiera querido trabajar en Hospital Obrero con algunos amigos que están en el exterior y las condiciones no se daban, y la gente con la que hice Hospital Obrero fue espectacular, yo creo que sin ellos la película no habría salido.
¿Cuál es la crítica más dura que has recibido?
La crítica sincera de mis compañeros de trabajo ha sido la más dura, te demuestra que tus compañeros también están en eso que tú estás haciendo.
Otra fue como anécdota, Hospital Obrero no está narrada cronológicamente, entonces un día estaba al final de una función en la cinemateca, se me acerco una señora a preguntarme si yo era el director, respondí que si y me dijo: ´´sabe que dígale al proyeccionista que no está poniendo los rollos en orden´´, esa fue una buena crítica, sin darse cuenta me había dicho mucho, me dijo que tal vez había hecho una película que la gente no va a entender, algo que no pasó pero la película yo no la di comidita, es una película donde te invito a pensar, se ha buscado hacerte participe de la película.
¿Cuál crees que es el mejor de los cineastas contemporáneos bolivianos en este momento?
Evitaría dar nombres, pero entre los que me han gustado están Marc Loayza que realizó Cuestión de fe, Rodrigo Bellot me gustó mucho en su primera película Dependencia sexual. Es una casualidad que de todos ellos las películas que más me han gustado son sus óperas primas, espero que no siga pasando que llegan a un nivel muy bueno y después me parece que no logran ese nivel, personalmente lo he sentido así. También Martin Bullocq, propone un cine muy maduro tiene mucho que decir y mucho que dar.
El cine boliviano está en asenso, este año se ha alzado como el año en el que más estrenos nacionales se han proyectado en la historia, en la revista “vamos” mencionas que el boliviano se ha dado cuenta de que hacer cine no es cosa de extraterrestres, ¿a qué atribuyes que la gente se dé cuenta de esto?
Por el acceso a la tecnología por un lado, y por otro por el acceso a las escuelas de cine y formación cinematográfica, en los 80 era muy complicado estudiar cine tenías que ir a Polonia o Chile, a otro país y tener mucha plata, ahora incluso puedes ser autodidacta y educarte en la red. Lo que importa es poder hacer, si tienes fe y cuidado en tu historia va a funcionar, y no hacer cine por hacer.
¿Hay algún estreno próximo de cine nacional que llame la atención, cree expectativas y curiosidad de ver de qué trata?
El ascensor, es una nueva propuesta, me interesa el impacto del público, y en esta película hay sangre y todas esas cosas que le gustan ver al público, claro que esto tiene que estar bien hecho y bien justificado, a mi me gustan las historias donde no necesitas balas ni desnudos para contar una buena historia, y ésta tiene todo eso.
¿Cuál es tu próximo paso como cineasta?
Ahora como está estabilizada la productora estamos escribiendo un nuevo proyecto con Juan Pablo Piñeiro, coguionista y productor de Hospital Obrero, ya hemos salido del blanco y negro y del Hospital, ahora nos vamos a ir un poco hacia el cielo, el proyecto se llama las llaves del cielo, es un poco la profanización de San Pedro en La Paz, es un cerrajero que se llama Pedro y en poco se convierte en las llaves de todos los vecinos del barrio de San Pedro.
En diario crítico leí que entre paréntesis que al lado de tu nombre decía: más conocido como Monki, ¿Por qué el apodo?
Desde colegio, desde segundo básico, es una anécdota de niños que en un cumpleaños se archivaba la pelota en un árbol y yo subía a buscarla, fui como cuatro veces, además era facilito el árbol, tampoco tenía mucha ciencia, ya el martes me dijeron mono y teníamos inglés, la profe dijo abran sus libros y tocaba la M de monkey, y ya desde entonces algunos me dijeron ´´monki´´.

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